Esta semana me ha tocado realizar la formación de la R5. Esta formación consiste en una explicación de cómo se realiza esta reunión in situ, frente a los tableros, junto con un repaso a los conceptos más importantes de la filosofía Lean, como son los objetivos que persigue, los desperdicios, la importancia de la comunicación, etc. Además de esto todos los días durante una semana se acompaña a los participantes de los equipos para realizar la reunión con ellos hasta que aprendan a realizarla ellos mismos.
Y es aquí en estos precisos momentos cuando empiezan a aparecen los distintos “personajes” como yo les llamo, típicos de cualquier película Holliwoodiense, cada uno desempeñando su papel, y haciendo que todos ellos juntos formen un amplio abanico de personalidades, con las que tratar día a día, y aunque con todos se actúe igual, hay que matizar pequeños detalles de nuestro comportamiento si queremos que todos entren en la rueda del Lean. He aquí un pequeño listado de los más típicos.
El escéptico.
Esta persona lleva trabajando en la empresa más de 30 años, y nunca le han hecho caso a ninguna sugerencia de su puesto de trabajo, a pesar de que lo conoce mejor que nadie, siempre le han dicho la famosa frase de “a ti no te pagamos por pensar”. Pues ahora sí, pero hacerle cambiar de opinión es una tarea difícil. En la mayoría de los casos acaba creyendo en el sistema, aunque de puertas para adentro claro, porque siempre de dirá que no a los demás, es uno de los que más aporta.
El lanzado.
No es el mejor y lo sabe, pero lo ha pillado al vuelo, por eso no tiene miedo a nada, ni a escribir ni a decir, suelen ser los que más ideas de mejora proponen, a veces incluso de cosas “absurdas” para el resto del equipo, pero de todas ellas muchas son buenas ideas que nadie antes se había planteado, y que gracias a su picardía se ponen en marcha.
El guerrillero.
Con un perfil muy parecido al negado, es un líder que está en contra de la filosofía pero en este caso “el guerrillero” hará todo lo posible por demostrar que el sistema no funciona. Criticará cada minuto, aprovechará las reuniones para malmeter e intentar desarmarte con ejemplos, dirá que no va a escribir ni decir nada, se quejará del supervisor y del producto, en fin, de todo. Pero entre tanto que hablará saldrán a la luz desperdicios ocultos que si se saben aprovechar hay mucho potencial de mejora y si ven resultados se suelen convencer muy pronto.
El colaborador.
Gracias a su buena actitud, el equipo se involucrará más fácilmente. Tiene mucha iniciativa, se ofrecerá voluntario para ser el portavoz, y propondrá ideas de mejora a la vez que animará a sus compañeros para que también lo hagan. Ayudará a los demás y les explicará una y otra vez lo que no hayan entendido y que él ha cogido tan rápido.
Más adelante iremos ampliando la lista con más personajes. Y recordad, que aunque aunque cada persona tenga su personalidad y punto de vista todos son igualmente valiosos e importantes porque es la suma de todos ellos lo que enriquece el sistema y hace posible que se mejoren cosas que no imaginamos.